Muy buenos días Amigos,
Me pregunto hace poco un cliente: ¿como podría definir un vino gastronómico?
Las definiciones pueden variar, y no es del todo claro. En mundo del vino utiliza muchos términos específicos cuyos significados pueden variar para uno u otro. Un vino será refrescante para uno, y podría ser acido para otro; unos sabores marcados a barrica nueva podrían ser integrados para unos o maquillados para otros.
De hecho, hablando de madera, una diferencia esencial entre un vino – a mi parecer – bueno y otro “maquillado” es la que note ayer en una degustación de dos vinos a ciegas.
Después de analizarlos, parecían claro que se trataba de dos carmenere. El primero tenía una complejidad natural bastante más pronunciada frente al segundo, que tenía vainilla en nariz pero sobre todo en boca, dejando de lado los aromas frutales (de allí el termino maquillado).
Me arriesgue apostando por un Casillero del diablo para ese segundo vino, y efectivamente correspondía al estilo de esta marca, sencillo y disfrazado. Concha y Toro es un imperio del vino y una marca sólida. Tiene tanto que es bueno saber que hacen vinos excelentes y otros más que básicos (reservado, frontera y casillero del diablo).
Cata de 2 vinos a ciegas
Para terminar con esta historia, el vino que gano de lejos este duelo era el Anakena Enco Reserva Carmenere, y si es verdad que lo vendemos nosotros, repito que la cata la hicimos a ciegas y que era la primera vez que probaba ese vino (19,60+iva).
Volvamos al vino gastronómico.
Para mí, ese vino es el que deja sitio a la comida. Pero no significa que le deja a la comida todo el protagonismo, que se esconde, no. Es un vino con carácter, con confianza. Sabe quién es, y es suficientemente sabio para dejar protagonismo a los demás, escucharles, y conversar de igual a igual con ellos, sin prepotencia, pero sin quedarse pasivo tampoco.
De allí puede surgir una conversación idónea, una complementariedad que beneficia a ambos.
Y para eso, el vino que acompaña esa comida tiene que ser sincero, equilibrado, con una intensidad que se apareja con la intensidad de la comida. Con lo cual aquí nada de disfraz, maquillaje o nada del estilo, tiene que mostrarse como es.
Si es verdad que ese Anakena Carmenere puede entrar en esa definición, hay otra bodega chilena que lo consigue de forma casi perfecta: De Martino.
Una bodega familiar que deja el protagonismo a la vid y a la fruta. Aquí nada de barrica nueva americana o francesa, toda las barricas o fudres que utilizan son ya usadas. ¿Que permite eso? Pues que el vino pueda madurar lentamente, pueda bonificarse de la crianza pero sin añadirle muchos sabores “externos”, la meta es dejarle expresarse tal y como es.
Muchos probaron esos vinos de De Martino, de los varietales bastante bien hechos, hasta los reservas (el 347 Sauvignon Blanc es una maravilla fiel representante de este cepa), y los grandes reservas (la gama Legado).
Esos últimos, Gran Reserva Legado, con más de 12 meses en barrica usada, provienen de las zonas chilenas típicas para cada cepa (Cabernet Sauvignon, Merlot y Carmenere). Por un precio módico (25,16+iva), disfrutamos de unos vinos intensos, gastronómicos, bastante largos y equilibrados.
Les dejo la promo que todavía tenemos hasta el martes, 2 botellas ofertas por la compra de una caja de 6.
Con la oferta sale a 21.13usd la botella incluido el IVA, ¿no está nada mal verdad? (hasta el 30-07-2015 en Ecuador)
*DE MARTINO LEGADO GRAN RESERVA MERLOT 6+2
Cualquier pregunta o comentario sería bienvenido. Intento compartir unos pensamientos con ustedes y espero que sea de su agrado.
Un saludo, y disfruten
L´Attitude Wine